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Esta nota exclusiva de Los Hijos del Huayna se publicó en la edición N° 31 de nuestra revista impresa

En octubre del año pasado, se registró un incendio en la planta de YPFB de la zona de Senkata. El hecho, que se originó por la fuga de gas en una de las estaciones que envasan cilindros de Gas Licuado de Petróleo, fue controlado por la brigada contra incendios de la propia instalación. Felizmente, solo se registraron daños materiales y un retraso en las operaciones.

A mediados de este mes, el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) de la alcaldía de El Alto tomó conocimiento de dos incendios domiciliarios. Uno en la zona de Río Seco y el otro en Pacajes Caluyo, donde coadyuvó en el apagado del fuego, con la movilización de personal y el traslado de agua en cisternas. Hubo daños materiales y dos personas heridas.

Cada vez son más frecuentes estos siniestros y se ha visto al personal de auxilio, trabajar arduamente para controlar la situación con los pocos instrumentos que tiene. Pero ¿Está preparada la segunda ciudad más grande del país, para prevenir o enfrentar estos tipos de incidentes; o más graves?

La respuesta del COE y Bomberos fue contundente: “La calidad del servicio aún es incipiente”. Aunque reconocen que las autoridades actuales hacen lo posible para que la población esté protegida, el esfuerzo resulta insuficiente por el tamaño de la ciudad.

“Vi que un bombero no tenía mascarilla, mientras sofocaba un incendio. Les hace falta equipos”, comentó un ciudadano. Consultado, el comandante de Bomberos regional de El Alto, Tcnl. José Luis Rollano, señaló que faltan equipos, vehículos y especialmente, conciencia ciudadana para la prevención.

“Ahora, solo estamos funcionando con una pequeña cisterna con motobomba. Sirve para mitigar pequeños incendios estructurales o forestales en áreas cercanas. Pero no podría realizar una operación mayor si el incendio es de una magnitud considerable. Además, tenemos dos ambulancias que realizan el servicio de auxilio y atención prehospitalaria”, reveló. Los otros dos carros bomberos están parados porque tienen problemas mecánicos y es difícil encontrar los repuestos por ser vehículos especiales.

Pese a ello, no están tan solos. La ayuda que tienen viene del personal y las herramientas del COE de la alcaldía. “Tenemos cisternas de 20.000 litros de capacidad y cuando nos solicitan los de Bomberos, les brindamos colaboración. Con eso, nosotros tratamos de ayudar a sofocar rápidamente los incendios y organizamos a la gente que circula alrededor de los incendios para que no se acerque por la peligrosidad que existe. Esto ha pasado en varias oportunidades”, dijo a Los Hijos del Huayna, Roberto Carrasco, jefe del COE.

Pero también sufren la deficiencia de personal, vehículos, hidrantes y repuestos para acudir lo más urgente posible al lugar donde ocurren los siniestros. “Nos faltan vehículos y su mantenimiento. Y a veces, nos exigen hacer fila para cargar combustible en los surtidores. Nuestra alcaldesa (Eva Copa) trata siempre de proporcionar todo lo que necesitamos. A diferencia de otras gestiones, tenemos mucho más. Antes no teníamos ni uniformes. Pero también necesitamos personal. Tenemos nueve cuadrillas de seis personas, hay personal nocturno para emergencias, nos faltaría mucho más. Requerimos de una sede para realizar mejor nuestras actividades”, dijo Carrasco.

El jefe de Bomberos resumió en tres necesidades urgentes para que la ciudad esté mejor preparada: Una población civil consciente de la necesidad de una prevención adecuada de estos incidentes. Que las autoridades civiles, municipales y departamentales identifiquen la importancia de tener un cuerpo de bomberos que sea constantemente atendido con personal, equipamiento, vehículos y su mantenimiento.

Por último, mejorar las comunicaciones entre el cuerpo de bomberos, autoridades civiles y los ciudadanos que permita actuar de manera más oportuna ante las eventualidades.